De la ilusión al maltrato

En todos los textos que hablan sobre violencia de género predominan las pocas menciones al amor. Tal vez sea por la contrariedad de querer meter ese sentimiento dentro de algo tan contradictorio como es la violencia.

Jacobson y Gottman apuntan que “algunas mujeres que no abandonan la relación violenta es porque siguen imaginando cómo podrían ser sus vidas con esos hombres. Quieren a sus maridos y llegan a sentir compasión por ellos y las complicaciones que les sugiere la vida. Tienen la esperanza de poder ayudarles a ser padres y esposos normales. Tienen esas ideas muy fijas y les cuesta mucho abandonarlas

1.- En el maltrato el sentimiento de amor como ilusión, hay quien lo define como un sentimiento inseparable del deseo de posesión de algo. Se dice también que toda relación sujeto-objeto es una proyección del primero en el segundo. La perspectiva amorosa sobre el objeto en la primera etapa toma la forma de identificación. Digamos que una parte del objeto es unido al YO e introyectado. Esa posesión hacia el objeto se llama ilusión, mientras que lo que se añade es la imagen que ese amante tiene del objeto. Y se crea una alteración ya que lo que suma el amante es esa parte que le hace “objeto amado” a raíz de la identificación. Mientras es negada o rechazada la parte del objeto que se valora negativa.

Entonces el amor se construye como una ilusión. Y la mujer se pregunta, no si ella ama, sino si es amada.

En el diccionario los dos primeros significados de ilusión son:

  • Imagen sugerida por los sentidos que carece de verdadera realidad.
  • Esperanza que carece de fundamento en la realidad.

En la violencia de género la mujer intenta conservar la ilusión frente a la realidad, sostenerla esperando que haya cambio en él.

Aún sin saberlo, muchas mujeres desde el principio del maltrato, están observando un espejismo, aunque las señales sean claramente evidentes. A ella le gustaría que lo que está en juego fuese un tema de amor, entonces busca explicaciones que confirmen la hipótesis de que es amada. Entonces los problemas se determinan causas ajenas a ellos, conservando la esencia que se supone que mantiene la relación: el amor.

2.- Las esperanzas de cambio: una forma de conservar la mujer la ilusión. Ella llega a pensar que conseguirá cambiarlo, con el amor, si no lo hace por sí mismo.

Frecuentemente cree tener un don para entenderle y cambiarle, y cree ser la responsable de su supervivencia.

3.- Se culpa por haber fracasado en el “cambio”. Se suma la culpa que él le impone más la que ella misma se impone. Pretendiendo preservar la ilusión de que terminará la violencia, ella asume la culpa. Culpándose y buscando el error, en ella misma, que trastorna la relación, cree que aún puede cambiarla. Y lo único que realmente consigue es que la imagen de sí misma se deteriore.

4.-Lucha de sentimientos. Desorden de afectos. Dependencia emocional. Le resulta imposible comprender el comportamiento impredecible de él y las palabras de arrepentimiento. Perdón y violencia se alternan, en un mismo momento son incompatibles, crean confusión.

5.- Una posible respuesta a los sentimientos de la mujer: el amor es dependencia. Definiendo el amor, tenemos que destacar que inconscientemente en el amor tenemos un sentimiento de posesión y la que él tiene por ella se realiza como algo real y no inconsciente.

6.- Negación de lo ocurrido y ciclo de la violencia. Conservar la ilusión de un proyecto de vida para una mujer, en donde se debe conservar la existencia de amor contra una evidente violencia solamente obliga a negar “lo evidente”. Poniéndose en marcha técnicas de negación que crea auténtica ceguera sobre la relación. Lo que permite el ciclo de la violencia.

El ciclo de la violenciatiene una serie de momentos: la fase de acumulación, la fase de la explosión y la luna de miel.

Relacionado con el proyecto de una relación y una familia en que el amor es el sentimiento que predomina, solamente la negación de la violencia podría alargar la fantasía. En realidad se podría dudar al creer que en la luna de miel no hay violencia. Por poner un ejemplo:

No, no te vayas” , suplica él mientras ve que ella sigue con la intención de querer irse. Como ve que por ahí no puede, opta por la amenaza:Pues si te quieres ir, vete, pero los niños no se van porque mis hijos se quedan en casa con su padre, tú te puedes ir cuando quieras pero ellos no se van”.

Si ella no accede a su arrepentimiento, él opta por intensificar la coacción, amenazando con quitarle los hijos, ya que es una de las más efectivas manifestaciones de violencia. Por eso dudamos que en la “luna de miel” no haya violencia o maltrato. Pues aunque no lo parezca cuando aparece la opción de separación, la amenaza aparece latente.

La negación será aún más eficiente si el afecto se desvincula de lo que representa. La mujer, negando llega a no reconocer la causa de su malestar. Puede que esto sea una ayuda para poder soportar el maltrato. De otro lado esto le priva de una señal que la avisa sobre la verdadera situación en que vive.

Asociar una petición de perdón con una declaración de amor, unido a una amenaza silenciosa, puede crear una pieza fundamental de la “estrategia del arrepentimiento”. Pero la victoria de esta estrategia se basa en que pone en funcionamiento en la mujer dispositivos de negación que no dejan ver que la violencia no se puede separar de la relación. Los cuales hacen que ella conserve la ilusión de un proyecto y la existencia de un sentimiento de amor.

Si toleramos la continuidad de la violencia en que los ciclos son aspectos de fases de calma, el ciclo de la violencia sería la aparición de momentos de arrepentimiento dentro de una violencia continua de bajo nivel en frases impredecibles frías.

Miremos más allá de donde nuestros ojos nos permitan ver

Vanessa Arjona

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